Consejos para una época en que, más que plantar especies nuevas, se debe preparar el jardín para disfrutarlo todo el año. Guía de tareas básicas.
El verano, que comienza dentro de poco, es una época en la que el jardín requiere cuidados especiales, tanto para evitar que el calor intenso lo perjudique como para asegurarse de que esté en buenas condiciones todo el resto del año.
En esta época se debe regar todos los días y en forma abundante tanto el césped como las plantas expuestas al sol, y en especial los días de más calor; pero, a la vez, hay que evitar que se formen charcos. Esto debe hacerse en los horarios adecuados para que el agua penetre bien en la tierra, sin que se evapore antes a causa del calor: a la mañana muy temprano o por la noche.
Todo esto vale también para el riego de las plantas florales, como los rosales y tantas otras. Pero en este caso se recomienda humedecer las hojas día por medio (lo ideal es con un rociador) tomando la precaución de no mojar las flores.
Otra tarea que demanda cuidados especiales en verano es el corte del césped. En esta época se lo debe dejar un poco más alto que lo habitual para que ofrezca una mayor resistencia al calor y a la radiación solar: así estará en mejores condiciones cuando empiecen las temperaturas más benévolas para sembrar. Para asegurarse de hacerlo bien, lo ideal es cortarlo a la altura máxima que permita la máquina segadora.
En lo que hace al cuidado de las plantas con flor, arbustos y ligustrinas, este es el momento de quitar las malas hierbas del suelo. También se deben arrancar de cada planta las flores y hojas secas marchitas o enfermas, ya que pueden contagiar su estado a la totalidad. Lo mismo vale para los “chupones” o ramitas marginales sin flor ni hoja.
Además, hay que tener en cuenta que así como la primavera es el momento de fertilizar el suelo en su totalidad, en el verano se deben abonar las plantas una a una para aumentar su fortaleza. Así estarán en mejores condiciones para resistir las inclemencias climáticas el resto del año, sobre todo en el invierno. Existe una amplia variedad de abonos, pero se recomienda elegir el que contenga los tres nutrientes básicos: nitrógeno, fósforo y potasio (“NPK”), aunque también se puede fabricar un compost casero en base a desperdicios orgánicos.
Por último, el verano es el mejor momento para fumigar en forma preventiva en lugar de esperar a que aparezca alguna plaga. El modo correcto de hacerlo es rociar cada planta con un fungicida, preferentemente de acción amplia o general; salvo, claro está, que se tenga conocimiento de alguna plaga específica en los jardines aledaños.
PLANTAS DE INTERIOR
Las plantas en maceta dentro de la casa también requieren cuidados específicos en verano. Además del riego habitual, sobre todo en los días más secos y calurosos es conveniente hidratar las plantas con un rociador. También se sugiere limpiarles las hojas con un algodón o esponja humedecida. Si el clima no es sofocante, será muy saludable proporcionarles aire fresco abriendo las ventanas e incluso sacarlas al exterior por una o dos horas, aunque siempre a la sombra. Otras dos tareas de gran utilidad son remover la tierra de la maceta con una palita y aplicarles una ración módica de fertilizante líquido, ambas cada diez días aproximadamente.