La utilización prolongada del tapabocas puede provocar lesiones cutáneas en el rostro o incrementar afecciones ya existentes. Recomendaciones para cuidar la piel en tiempos de COVID-19.
Hace ya un año que el coronavirus se instaló en nuestra cotidianidad: las costumbres sociales variaron drásticamente y, para prevenir los contagios, debimos adoptar medidas tales como el distanciamiento físico, el lavado reiterado de manos y el uso del barbijo.
Las mascarillas pasaron a ser un accesorio imprescindible a la hora de hacer contacto con otras personas, ya que reducen la posibilidad de infectar e infectarse, aunque también pueden causar problemas dermatológicos si se las lleva puestas durante muchas horas diarias. En efecto, el roce permanente y la sudoración a causa del calor que produce el tapaboca hacen que la piel no respire bien y que se generen distintos padecimientos –como sequedad, acné, comezón, enrojecimiento o descamación–, y que empeore el cuadro de quienes ya sufren afecciones.
“Todos estos signos ponen en evidencia que hay un desequilibrio, y cuando aparecen lo más importante es mantener la armonía a través de la rutina diaria. Nuestra piel necesita ser limpiada de día y de noche, paso elemental para un correcto cuidado de acuerdo al tipo de piel de cada persona”, sostiene Patricia Dermer, química y doctora en Análisis Biológicos.
RECOMENDACIONES
La higiene del cutis debe llevarse a cabo con emulsiones de limpieza y agua micelar ideales para pieles sensibles. Los jabones comunes quitan la suciedad, pero percuden la película hidrolipídica que envuelve a la dermis, por lo que es mejor utilizar productos neutros y suaves, como jabones anfotéricos o syndets –también conocidos como “jabón sin jabón”–, que, además de efectivos, la preservan.
Luego de la higiene, la especialista recomienda utilizar lociones descongestivas, equilibrantes o hidratantes, un sérum y emulsiones con activos reparadores, hidratantes, antioxidantes o prebióticos.
No es aconsejable usar cremas antiarrugas, particularmente si contienen retinol y ácido glicólico, porque propician la irritación de la piel. El maquillaje tampoco es beneficioso, por lo que será mejor descartar bases y correctores, ya que, sumados a la oclusión que crea el barbijo, aumentan la probabilidad de que se tapen los poros y surja acné. Si se han formado heridas superficiales, conviene tratarlas con cremas de reparación epidérmica para impedir ulceraciones.
El cubrebocas suele hacer fricción e irritar el área ubicada detrás de las orejas y sobre los pómulos, el tabique nasal y la barbilla, por lo que, antes de su colocación, es bueno aplicarse algún preparado a base de óxido de zinc –como el que les ponen a los bebés cuando sufren dermatitis de pañal– o vaselina pura, de modo de crear una barrera entre la piel y la mascarilla sin que disminuya su efectividad.
LABIOS SANOS Y HUMECTADOS
“La piel de los labios es increíblemente más fina y no tiene una película protectora natural como el sebo o el sudor, por lo que se resecan, agrietan, descaman o irritan con más facilidad. Aunque poseen el beneficio de regenerarse hasta cuatro veces más rápido que el resto de la piel, con el uso del barbijo requieren cuidados extra para mantenerse saludables: productos específicos que hidraten y generen volumen, fórmulas con péptidos, triglicéridos y, algo muy novedoso, labiales con ácido hialurónico altamente hidratantes”, propone la doctora Dermer.