Las pantallas físicas, los protectores solares, la ropa y los accesorios son importantes aliados a la hora de cuidar la piel.
Evitar la fuerza de los rayos del sol es un compromiso que –lejos de lo que se podría suponer– hay que mantener durante todo el año. Esto significa que el protector solar debe utilizarse los 365 días, y no solo en la playa, la pileta o el campo. “Incluso debe usarse dentro de nuestras casas cuando utilizamos pantallas, celulares y computadoras, ya que no solamente la luz ultravioleta daña nuestra piel, sino también la luz azul emitida por estos dispositivos”, explica Cristina Pascutto, médica dermatóloga y especialista de la marca Avène.
CÓMO ELEGIR LA PROTECCIÓN
En cuanto a cómo elegir el protector solar, la especialista explica que existen dos formas: según la sensibilidad de la piel al sol y según el biotipo de piel. La sensibilidad de la piel se mide en función de si es una piel clara –que generalmente se enrojece al sol– o más oscura. Las más oscuras utilizarán protección a partir de un factor 30, mientras que las más claras recurrirán a un protector por arriba de 50. “El biotipo de piel tiene que ver con el tipo de piel de cada uno: si la piel es grasa o seca”, dice Pascutto. La dermatóloga también explica que el factor de protección debe ser el mismo todo el año, y para todo el cuerpo, ya que la piel es una sola. Esto es importante y significa que no se debe utilizar un factor de mayor protección en la cara y uno más bajo en el cuerpo. Otro punto para aclarar es que el protector debe utilizarse también en la franja horaria en la que está permitido exponerse al sol. “En los horarios en los que la luz ultravioleta es más intensa, además del protector solar debemos utilizar otros medios de fotoprotección, como son los sombreros, la ropa, las sombrillas, la sombra; porque si bien el protector solar es imprescindible, no es suficiente”, resalta Pascutto.
RENOVACIÓN
“El protector solar se renueva habitualmente cada dos horas, salvo que nos metamos al agua o que transpiremos mucho. Entonces debemos recolocarlo”, explica la especialista. Además de los protectores solares, existen las pantallas físicas, que son las que utiliza la cosmética certificada. Estas son de tipo mineral y se recomiendan para aquellas personas de piel sensible o para los niños, porque no poseen filtros químicos.
Después de la exposición solar también es aconsejable utilizar cremas postsolares que benefician a la piel con sus cualidades antiinflamatorias, descongestivas, refrescantes e hidratantes.
ROPA CON PROTECCIÓN UV
Existe en el mercado ropa especialmente diseñada para evitar la exposición a los rayos UV. De todas formas, las telas de las prendas comunes –siempre que sean de punto apretado como los jeans, por ejemplo– también sirven para bloquear los rayos. A su vez, las fibras sintéticas como el poliéster ofrecen mayor protección, mientras que en el caso del algodón esta es menor. El grosor y la densidad de una tela también indican su grado de protección: los materiales livianos y delgados dejan pasar más rayos UV, a diferencia de las telas gruesas. Lo mismo sucede con el color: los tonos oscuros como el negro y el rojo bloquean más rayos que los claros.
A la hora de cuidarse del sol es importante recordar que también se cuenta con los sombreros y los anteojos. En la playa o los parques, las sombrillas y las carpas también son imprescindibles para pasar el día.
Más info: www.cancerdepiel.org.