Abrazar a un ser querido será lo primero que harán 6 de cada 10 lectores de Convivimos cuando haya pasado la pandemia. Así lo revela el sondeo realizado por la revista entre familias suscriptoras de todo el país. Radiografía de un deseo universal.
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La pregunta fue precisa: ¿qué es lo primero que hará cuando haya pasado la pandemia? El 57,73 por ciento no lo dudó: “abrazarme con mis familiares y amigos”. Le siguió otro deseo: cumplir con un viaje pendiente (el 21,55%), seguido por retomar la actividad física (8,56%), plantar un árbol (6,08%) y armar una fiesta (3,04%).
La consulta también sirvió para conocer si la cuarentena les había servido para aprender algo nuevo. La respuesta fue casi unánime: el 91,36 por ciento dijo que sí. Entre los que respondieron afirmativamente, el 18,58 por ciento retomó la lectura, el 16,81 utilizó nuevas herramientas tecnológicas, el 13,57 recicló algo que tenía para volver a usarlo y el 13,27 aprendió a cocinar o se perfeccionó en la cocina. También se expresaron quienes se capacitaron en algo que les gustaba, más allá del trabajo (8,55%), redescubrieron la naturaleza (8,26%) e hicieron algún curso relacionado con su trabajo (7,96%).
Para el primer día del fin de las restricciones, algunos lectores manifestaron que lo que más deseaban era “volver a trabajar” y “retomar el diario devenir anterior a la pandemia”, “festejar mis 70 años en familia y con amigos especiales”, “agradecer a Dios por la vida”, “caminar por la costa” o “cumplir con distintas cosas que quedaron pendientes, entre ellas, un viaje a la Virgen de Catamarca”.
HACER
El correo de lectores y “La página en blanco” fueron espacios de la revista que chicos y grandes también eligieron para compartir sus ganas y sus realizaciones. El hacer se transformó, entonces, en otro rasgo distintivo de este tiempo, tan extraño y paradójico para toda la humanidad. Muchas veces, fue sinónimo de aprender, preguntar, experimentar, descubrir, equivocarse y volver a empezar, lograr finalmente el objetivo, prepararse para el futuro.
A Mau (María Eugenia Werbowecki), lectora que vive en Junín, provincia de Buenos Aires, esta cuarentena la ayudó a potenciar su emprendimiento. Se llama “Mau-Papeles con Diseño”. “Es una marca que busca llevar a los eventos detalles cancheros y con un sello personal. El proyecto explotó durante la cuarentena”, afirma Mau, quien desde su casa diseña y realiza tarjetería, ambientaciones, bolsitas, pinches, carteles, abanicos, guirnaldas, stickers y objetos de decoración para la casa. “Crear es hermoso, es sacar a flote todo lo que se te viene a la mente”, dice sobre el proceso creativo de su trabajo.
Sus aliadas: las redes sociales. En Facebook y en Instagram: maupapelescondiseno.
Claudio Cseh, integrante y fundador del grupo de cicloturismo Comodoro sobre Ruedas, nos escribió desde Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, contando que no ve las horas de volver a pedalear. “Cada sábado nos juntamos y salimos por el entorno de nuestra ciudad y recorremos senderos y caminos petroleros como una forma de incentivar y sacar a la gente a realizar actividad deportiva”, explica. De sus salidas, ya participaron unos 400 ciclistas, reuniéndose cada fin de semana entre 50 y 60. Por su capacidad de convocatoria, es el grupo de cicloturismo más grande de la Patagonia. “Nuestra actividad –agrega Claudio– también pasa por la solidaridad”. Son padrinos de un merendero en Comodoro, y en cada viaje llevan donaciones de libros a bibliotecas rurales de la zona.
Graciela Mitta, otra de nuestras lectoras, cuenta que desde que era niña le gustan los aviones y que hace dos años que practica aeromodelismo. Ya tiene seis modelos y dos todavía por armar. “Siempre espero los fines de semana para ir al aeroclub y volar”, afirma. Y comparte su deseo: “Ahora, desde que estamos en cuarentena, no he podido hacerlo, pero apenas pase todo esto, seguramente ¡podré volver!”.
Abrazo, étreinte, marq’ay, hug, umarmung, przytulic, abraccio… En castellano, en francés, en quechua, en inglés, en alemán, polaco o italiano, “abrazo” es una palabra por la que corre el mismo hilo mágico del amor, la confianza y la reciprocidad.
Por un segundo y sin proponérselo, en cualquier lugar del planeta, la humanidad se pone de acuerdo en este gesto, quizás el más universal de todos.