Estudiantes de nivel primario de un colegio de Ciudadela, en la zona oeste del Gran Buenos Aires, realizaron “cuadros vivientes” para recrear a artistas latinoamericanos y sus obras. Una combinación lúdica y cultural.
Foto Gentileza Lorena Andrea Bravo
Los autorretratos de la artista mexicana Frida Kahlo o el rostro típico del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín fueron algunas de las obras que estudiantes del Colegio Inmaculada Concepción de Ciudadela recrearon en sus hogares durante el aislamiento por COVID-19.
La iniciativa “Un museo en cada casa” buscó replicar experiencias de museos de arte e instituciones educativas de Europa, “vinculando lo lúdico y lo cultural con propuestas pedagógicas en el contexto de cuarentena”, cuentan Nazarena Lema, profesora de Educación Artística Plástica Visual, y Lorena Andrea Bravo, profesora de enseñanza primaria. En principio, fue pensada para quinto y sexto grado, pero luego se extendió a toda la primaria.
La consigna fue, primero, explorar en libros de arte y en Internet la obra de artistas latinoamericanos. Luego, seleccionar un cuadro, analizar su origen, elementos de la composición y experimentar qué les transmitía. Finalmente, desde sus casas, recrearon la imagen mediante la caracterización y construcción del espacio, y congelaron el momento con una fotografía que debía tener similitudes con la obra original.
El trabajo con las familias fue fundamental, ya que, desde sus casas, los chicos tuvieron que buscar materiales para generar escenarios y accesorios característicos de las obras de arte. “También experimentaron con la composición fotográfica, el uso de las nuevas tecnologías y los recursos digitales para añadir fondos o generar efectos de color e iluminación”, explica Lema.
A medida que iban llegando las fotos, las docentes las cargaban en el aula virtual del colegio, donde quedó publicada una galería de imágenes con las obras recreadas.
“Logramos integrar a la comunidad educativa en una propuesta artística de la que también participó la familia, y se revalorizaron experiencias latinoamericanas”, afirma Lorena Bravo, quien además destaca el abordaje interdisciplinar de la experiencia, que integró prácticas del lenguaje, ciencias sociales, plástica, teatro, fotografía e informática.
“El proyecto ofreció la apropiación del lenguaje artístico, la posibilidad de ampliar el campo perceptivo y expresarlo de forma escrita y a través de una fotografía, que de alguna manera resignifica y reversiona la obra del autor elegido”, afirman.
“El 2020 nos instó a reinventarnos como educadores y buscar nuevas estrategias que sostengan el vínculo educativo”, explica Bravo. Las clases nunca se interrumpieron gracias al uso de las herramientas virtuales “para generar mayor cercanía y mantener el vínculo”; y en los casos en donde no hubo conectividad, se les acercó el cuadernillo impreso por el colegio.
La experiencia –que estiman se replicará el año próximo– trascendió a nivel nacional, ya que el Ministerio de Educación la difundió en su portal y en redes, y en la plataforma Educar.
Cómo comunicarse:
Colegio Inmaculada Concepción Ciudadela