Revelan que, tras una compresión física, las células cancerosas responden con un pico energético que les permite reparar daños en el ADN y garantizar su supervivencia en espacios densos o estrechos del cuerpo humano.
Materias primas, alimentos procesados y superficies industriales albergan una gran diversidad de genes asociados a resistencias bacterianas. Un análisis metagenómico en más de 2 000 muestras recogidas en un centenar de empresas europeas revela la magnitud del problema.