Unicef, junto a seis provincias, implementa una modalidad educativa que les permite a los jóvenes de parajes rurales acceder a la escuela secundaria. En 2019 hubo 1500 inscriptos.
Los jóvenes que viven en zonas rurales de seis provincias del norte argentino tienen la posibilidad de realizar la escuela secundaria de una manera particular: los docentes no están físicamente frente a sus alumnos en la misma aula, sino en sedes remotas, conectados a través de distintos dispositivos. La iniciativa –que se denomina Secundaria Rural Mediada por Tecnologías- busca dar respuesta al derecho de estos adolescentes a acceder al nivel medio, y también disminuir la brecha digital entre estos chicos y aquellos que viven en contextos urbanos.
“Según el último censo nacional, hay 65 mil chicos en edad de estar en la escuela secundaria que, sin embargo, quedan afuera por encontrarse en parajes rurales dispersos”, explica Ornella Lotito, oficial de Educación de Unicef Argentina.
Desde 2012, Unicef implementa esta modalidad en cooperación con las provincias de Chaco, Salta, Jujuy, Misiones, Tucumán y Santiago del Estero.
Cada secundaria está compuesta por una sede central ubicada –por lo general– en las ciudades capitales de cada provincia, a la que concurren diariamente los docentes de las distintas materias, y por las sedes ubicadas en los parajes rurales, donde, paralelamente, todos los días, asisten los estudiantes. Hasta el momento, hay ocho secundarias rurales con 90 sedes, y, en 2019, hubo 1500 inscriptos.
Desde la sede central, los docentes realizan las clases y las comparten con sus alumnos a través de una plataforma educativa a la que ellos acceden mediante computadoras, tablets o celulares. En Unicef remarcan la idea de que “la experiencia de aprendizaje es presencial, mientras que incorpora los beneficios de las tecnologías”.
Además, en cada paraje rural, hay uno o dos coordinadores que tienen la tarea de acompañar a los estudiantes, cooperar en el intercambio de clases, la comunicación con los docentes y las actividades de cada grupo. Al tratarse de una modalidad de educación rural, se trabaja en un aula pluriaño, donde conviven alumnos de distintos niveles. “Las tecnologías cumplen el rol de mediación: no es una escuela secundaria virtual, sino que es presencial porque todos asisten todos los días a clases”, señala Lotito.
“Desde la primera cohorte que egresó en 2014, en total tenemos 515 egresados que, si no hubiesen accedido de esta forma al secundario, nunca lo hubieran finalizado. Antes, muchos chicos lograban hacer primero y segundo en un paraje, pero discontinuaban porque es muy difícil seguir cuando estás lejos de la escuela. Por eso la importancia de que haya una opción en la comunidad”, destaca.
Además, si bien aún no está sistematizada la información, hay muchas historias de estudiantes que pudieron seguir cursando carreras del nivel terciario o superior, como Ingeniería Informática o profesorados. “Los testimonios muestran que todos quieren formarse para volver a su comunidad y llevar el aprendizaje que adquirieron”, afirma Lotito.
UN DÍA DE CLASES
La modalidad de cursado es similar a la escuela tradicional. “Llegan a clase, organizan el aula, los bancos; si bien no hay una computadora para cada alumno, sí está muy dotado el curso de equipamiento tecnológico”, dice la representante de Unicef.
Muchas veces, la secundaria funciona en contra turno de la escuela primaria rural y, en otros casos, les habilitan algún aula que esté libre. A medida que transcurren las horas, se van desarrollando las clases de manera simultánea: “Vos podés ver a los chicos de primero, segundo y tercero, que se juntan en grupos con su computadora y tienen en la primera hora Matemática, y quizá cuarto está en Skype con la profe de Lengua, y los de quinto hacen un experimento de nanotecnología… son actividades que van sucediendo simultáneamente. También puede que hagan un proyecto de Inglés con otra materia, porque se trabaja mucho con proyectos y de manera interdisciplinaria”, cuenta Ornella.
La organización de las clases está dada por cada escuela, que tiene a su cargo la tarea de implementar un modelo pedagógico particular, con la impronta de cada lugar. En el caso de las evaluaciones, hay instancias presenciales y a distancia. Por su parte, desde Unicef, se generan capacitaciones y acompañamiento pedagógico para los 250 docentes que están trabajando en este modelo, que, a la vez, son empleados del Ministerio de Educación de cada provincia.
En ese sentido, la representante de Unicef rescata: “Es muy importante la claridad con los docentes, porque este sistema requiere romper estructuras de la secundaria tradicional y trazar un camino de innovaciones, de que se pueden cambiar prácticas, formas de evaluación, de plantear consignas. Por citar un ejemplo: una docente que enseña Matemática en Salta tiene estudiantes dispersos en todas las sedes de la provincia, entonces se generan estrategias y se intenta trabajar trasversalmente con las sedes”, dice Lotito.
En el caso de las clases de Educación Física, hay profesores que recorren varias sedes y otros que envían consignas por video o Skype al coordinador para que ayude a implementar la clase.
Al menos dos veces al año, los docentes viajan a los parajes rurales para tener un contacto personal con sus alumnos y sus familias, y así conocer el contexto de cada uno.
Cómo comunicarse:
Unicef Argentina
Tel: 011 5789-9100
Intercambio y reconocimiento
En 2019 hubo dos encuentros, en Tucumán y Misiones, en los que participaron más de 400 chicos con sus docentes de las distintas sedes rurales. El modelo fue reconocido en la Asamblea de Naciones Unidas en 2018 como una iniciativa innovadora para asegurar el acceso a la educación secundaria en parajes rurales.
Foto: Gentileza UNICEF / Pantoja.