Los nuevos anteojos smart dejaron de lado los entretenimientos con realidad virtual y ahora se focalizan en prestaciones útiles para la vida cotidiana.
Por Ariel Hendler
Las gafas inteligentes vuelven a ganar terreno, aunque ya sin la pretensión de reemplazar a los smartphones como había sido la intención unos cinco años atrás, cuando se lanzaron los Google Glasses. Las nuevas versiones para uso cotidiano son básicamente una extensión “manos libres” del teléfono y sirven para hablar mientras se camina por la calle o se maneja el auto, pero siempre con el celular encima. También quedó descartada la idea de usarlos como pantalla de realidad aumentada, con el riesgo de distraer la vista y generar accidentes.
Entre los nuevos modelos, los Echo Frames de Amazon están preparados para utilizar el micrófono, los altavoces y la conectividad Bluetooth con solo deslizar un dedo por la patilla de las gafas, junto a la sien, ya sea para aprovechar las aplicaciones del celular o para interactuar con un asistente virtual, como el Alexa de Google. Su pequeña batería se encuentra alojada en el marco de las gafas, con una autonomía estimada de hasta 15 horas si se usan en forma intermitente y de tres horas en modo continuo. Un rendimiento estándar.
En cambio, los anteojos chinos Huawei se destacan por no tener ningún botón visible, atendiendo a razones de estética, de manera que para contestar una llamada alcanza con rozar la patilla con el dedo. También incorporan dos micrófonos con tecnología beam forming, con un mayor alcance que el wifi, para optimizar la calidad de la voz que le llega al interlocutor, y cuentan con dos parlantes estéreo direccionados hacia los oídos, lo que garantiza un audio óptimo para escuchar música, pódcast o audiolibros desde el celu.
A su vez, los Bose, también de China, incorporan una opción de la novedosa “realidad aumentada de audio” con la plataforma NaviGuide, que brinda a través de una voz las prestaciones del GPS o Google Maps. Cuando se le indica –por voz– una dirección, puede guiar con indicaciones también sonoras al usuario, ya sea caminando o en el vehículo que fuera. También este modelo se destaca por su síntesis formal, lo cual significa que exteriormente no se diferencia de unos lentes no inteligentes.
En cuanto a los pioneros Google Glasses, si bien no lograron convertirse en un producto masivo, sí encontraron su mercado en la industria. Trabajando en forma conjunta con empresas como DHL y Ricoh, se consiguió que los operarios puedan leer con sus lentes las instrucciones para el trabajo diario en formato QR, y así evitar las superposiciones y congestiones de personas o carros. Quizás sea un preanuncio del futuro.
UN INVENTO MEDITERRÁNEO
Cuatro estudiantes –hoy ya egresados– de Ingeniería en Sistemas de la UTN de Córdoba, Lucas Sala, Juan Pancetta, Rodolfo Juárez y Gonzalo Morales, crearon los anteojos inteligentes Caecus, destinados a personas con discapacidad visual. Mediante unos sensores ultrasónicos, estos lentes detectan si hay algún obstáculo a la altura de la cabeza del usuario –y por lo tanto fuera del alcance del bastón– con el que se pueda chocar, para avisarle y que lo esquive. Dos sensores láser ubicados en las patillas envían un aviso que el usuario recibe en forma de vibración e indica dónde se encuentra el peligro.