Cualquiera sea la época del año, es posible disfrutar de un espacio verde que, además de regalar colores y texturas, impregne el lugar con delicados aromas.
Tener un jardín, por pequeño que sea, además de mejorar el oxígeno, relaja la mente y alegra el alma con su amalgama de tonos, texturas y formas. Y ello se acrecienta con el perfume que despiden algunas plantas, que puede ayudar a combatir el estrés, alejar la tristeza y reforzar la fortaleza emocional. Afortunadamente son muchas las especies que reúnen estos requisitos y que crecen en las distintas estaciones, lo que permite gozar de belleza y fragancia a lo largo del año. A continuación, un detalle de algunas de ellas.
Alhelí: Es una planta rústica que, aunque no demanda grandes cuidados, no resiste las heladas. Es reconocida por la lindura de sus flores –que pueden ser rojas, amarillas e inclusive azules o blancas– y su perfume sutil. Florece desde que termina el invierno hasta mediados del verano, y para desarrollarse demanda mucho sol y tierra suelta, fértil y con un buen drenaje.
Bergenia (u hortensia de invierno): Es una planta rastrera y su particularidad reside en el delicado olor que desprenden sus flores, agrupadas en racimos compactos, y sus hojas brillantes y acorazonadas que se tornan púrpuras durante el invierno, estación en la que se produce la floración. Soporta las bajas temperaturas y con aporte de humus se adapta a todo tipo de suelo –mientras no sea muy seco–.
Dama de noche: Es un arbusto que puede alcanzar los cuatro metros de altura y, aunque no es especialmente atractivo, se destaca por el penetrante y agradable aroma que desprenden sus flores, que se abren por las noches y aparecen cuando termina la primavera y duran todo el verano. Si bien no tolera las heladas ni el sol en exceso, tampoco exige demasiados cuidados, le basta con un suelo bien drenado y riego moderado.
Fresia: Fragante, bella y fácil de cuidar, esta planta es una de las primeras que florece cuando asoma la primavera. Sus flores, de forma entubada, se reúnen en inflorescencias y presentan una gran variedad de tonalidades; además duran mucho después de cortadas. No sobrevive al frío y hay que emplazarla en lugares con semisombra, que tengan suelos abonados y sean regados frugalmente.
Jazmín: Existen más de 300 especies de esta planta, cuyas flores blancas –y en algunos casos amarillas– despiden un intenso y dulce aroma que es muy utilizado en la industria de los perfumes. Florece entre los meses de agosto y octubre, y precisa luz abundante –pero no sol directo–, una poda regular y que el suelo permanezca húmedo y no se encharque.
Lavanda: También conocida como espliego, es un subarbusto de tallos leñosos, hojas alargadas y afelpadas, y bonitas florcitas liláceas que despiden un olor exquisito y se agrupan en espigas de hasta 15 centímetros de largo. Florece en el verano y, aunque se trata de una planta bastante rústica, prospera si se la emplaza en lugares con mucho sol, en suelos sueltos, calcáreos y arenosos que no se encharquen; no así en zonas de mucha lluvia.
CONSEJOS QUE HUELEN BIEN
Al diseñar o replantear el jardín, lo ideal es combinar correctamente las plantas para lograr un efecto visual y disfrutar de un vergel colorido y a la vez perfumado.
Una manera de hacerlo es intercalar especies de follaje profuso con otras de flores aromáticas, y, en ese sentido, el sitio en el que serán ubicadas es fundamental: cuanto menos abierto sea, más se podrán apreciar los aromas que emanen. También se pueden reunir especies que enriquezcan y potencien sus fragancias, como, por ejemplo, sembrar juntas plantas de lavanda y jazmín.