Volverá “de a poco”. Una vez finalizada la cuarentena, se espera el regreso de los viajes de proximidad con escaso contacto social y con higiene garantizada. Análisis de los especialistas.
Fotos AFP
A quién no le gusta ir corriendo hasta la playa y sacarse una foto con el mar azul de fondo para compartirla en décimas de segundos con los amigos y parientes que quedaron en la ciudad? Es así desde que el mundo es mundo. Ese relato de los viajeros, particulares o profesionales -como periodistas, influencers o celebrities–, es el que terminará abriendo el camino que recorrerán otros en busca de esa imagen o de esa experiencia que promete ser emocionante y única. Por eso es que nada importa cuando el deseo empuja. Todo el sistema, de algún modo –desde los funcionarios hasta los cadetes del hotel– está convencido de que siempre va a ser así. ¿Coronavirus? Sí, en cuarentena nos cuidamos todos, pero después…, después es otra cosa. Algunos irán más cerca. Otros, más lejos. De a poco, primero. Cada vez más rápido luego.
Sin embargo, el punto de regreso no será simple. La magnitud del frenazo que produjo la pandemia de coronavirus lo refleja un informe de la Organización Mundial de Turismo (OMT), donde se precisa que el 96 por ciento de los destinos del mundo habían introducido restricciones a los viajes.
La OMT señala que fueron identificados cuatro tipos de medidas restrictivas:
•Cierre completo o parcial de las fronteras a los turistas.
•Restricciones a los viajes según los destinos.
•Suspensión total o parcial de vuelos.
•Diversas medidas, incluidos algunos requisitos de cuarentena o autoconfinamiento, certificado médico, invalidación o suspensión de emisiones de visados, etc.
Un dato para dimensionar lo que es el turismo en términos económicos y humanos es que 1500 millones de personas viajaron a otro lugar distinto de su domicilio en 2019. Somos 7700 millones. Para los que aman las estadísticas, es uno de cada cinco habitantes del planeta.
El turismo genera uno de cada diez empleos de toda la economía mundial y el 7 por ciento de las exportaciones globales. Para poder comparar esta última cifra, todos los productos agropecuarios que se venden en el mundo representaron el 10 por ciento de las exportaciones en 2018, según la Organización Mundial de Comercio (OMC). O las prendas de vestir, el 6 por ciento. Es decir, se trata de un peso pesado.
Por ejemplo, la OMT plantea en un informe del pasado mes de abril que la caída prevista de entre un 20 y un 30 por ciento de los ingresos por turismo en el mundo podría traducirse en un declive de entre 300.000 y 450.000 millones de dólares de los EE.UU., casi un tercio del billón y medio de dólares alcanzado en 2019. Es como borrar de un plumazo entre el 60 y el 90 por ciento de los que producimos los argentinos (PBI de 500.000 millones de dólares en 2019).
Las áreas de turismo de los gobiernos europeos prevén dos etapas una vez superada la cuarentena: “una nueva normalidad”, esto es, volver a viajar, con recaudos; y “el regreso a la normalidad (actual) con vacuna”.
Plantean una serie de ejes para “la nueva normalidad”: habrá turismo de proximidad; se buscarán destinos que hayan trabajado muy bien las medidas de seguridad; el precio será importante, porque habrá crisis económica y desocupación; atraerán destinos sin masificar y habrá un movimiento hacia el interior que puede ser una oportunidad para el turismo rural y las pequeñas localidades; se buscarán alojamientos para la familia, con jardín, y si puede ser, piscina, que permitan disfrutar de la naturaleza, pero vivir semiconfinados, sin o con poco roce con otras personas; el transporte a corto plazo va a ser sobre todo individual, porque es el coche el que tendrá mayor seguridad frente al transporte colectivo; los alojamientos rurales saldrán más beneficiados en la primera etapa; el turismo, en la mayoría de los aspectos, será más sostenible; y persistirán restricciones para los viajes en avión.
Con la vacuna –que se espera para algún momento de 2021 o 2022–, todo el planeta turismo espera que se produzca un punto de inflexión, ya que se recuperará la sensación de seguridad y habrá un progresivo regreso a la normalidad entendida como antes del COVID-19: el moverse (al menos teóricamente) sin límites.
Pese a ello, los ministerios de turismo europeos creen que la pandemia producirá cambios de conducta. Por ejemplo, los viajeros serán más estrictos con las medidas de seguridad e higiene, y esperan que las mascarillas y los guantes se queden entre los hábitos de mucha gente.
“Vamos a avanzar en el proceso de abandono de lo que llamamos el postureo y vamos a vivir las experiencias, a degustar sin prisas las vivencias. Esto se alcanza en buena medida en esa ‘vuelta al pueblo’, un proceso que ya se percibía, pero que se va a adelantar a consecuencia de la pandemia”, asegura el profesor de Sociología del Turismo de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), en España, Rubén Pérez Redondo, en una nota que publicó el diario catalán La Vanguardia.
“Hoy es difícil imaginar que la gente recupere la confianza de subirse a un avión por diez o doce horas”.
Aldo Elías
“La gente no ha cambiado porque todavía quiere ir a otros lugares, pero va a ser necesariamente mucho más cautelosa sobre lo que hace», apunta al mismo diario barcelonés Adam Blake, profesor de Economía y jefe de investigación en el Departamento de Turismo y Hospitalidad en la Universidad de Bournemouth, en el Reino Unido. “Y no solo va a necesitar ser persuadida de que es seguro viajar, sino que necesitará ver los cambios físicos reales hechos para que los viajes sean más seguros”, explica.
Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), señala: «Imaginamos una recuperación lenta, porque en lo inmediato no va a haber una vacuna. Esto va a generar afectación en la forma de viajar y en la confianza que va a tener el turista”.
“¿Quién se verá beneficiado? Sin lugar a dudas, el turismo de proximidad y el turismo interno. Eso se va a recuperar primero. Hoy es difícil imaginar que la gente recobre la confianza de subirse a un avión por diez o doce horas. Por eso, lo más importante será la recuperación del turismo interno de proximidad, luego el nacional y, finalmente, el internacional. En resumen, el turismo va a ir de menor a mayor, empezando por el de proximidad. Los cordobeses en Córdoba, los mendocinos en Mendoza, los salteños en Salta…”, analiza Elías.
Pese a ello, confía en que la cuarentena permita poner en marcha la temporada de vacaciones de invierno en el mes de julio. “No bajamos la guardia, muchas localidades dependen en toda su actividad económica del turismo, se juega la existencia de un destino. Espero que podamos agotar las instancias para ver si se puede salvar la temporada de vacaciones de invierno”.
“Esta situación tuvo un impacto económico transversal, paralizó al sector en su totalidad. Por eso trabajamos con distintas herramientas, créditos y subsidios nacionales y provinciales. Primero dentro del marco genérico de los sectores económicos y ahora con fondos específicos para el sector”, detalla Esteban Avilés, el presidente de la Agencia Córdoba Turismo (público-privada), sobre los efectos de la pandemia en una provincia con alta incidencia del turismo en la actividad económica y la cultura.
Sobre la salida de la cuarentena, considera: «Al principio va a ser importante el turismo de proximidad; turismo de cabaña, turismo rural y de aventura, y estos sectores harán derrame en los otros productos turísticos. Nosotros, en Córdoba, tenemos muchas provincias limítrofes que nos van a dar una posibilidad inmediata cuando se levanten las restricciones. Para ello, tienen que estar los protocolos y la capacitación hecha sobre higiene, accesibilidad y seguridad, entre otros factores. Es decir, hay tres etapas, un proceso de trabajo antes de levantar restricciones, luego otro tiempo hasta que llegue la vacuna, y más adelante, con la vacuna, esperemos poder regresar a una normalidad más parecida a la que conocíamos”.
Marcos Díaz es licenciado en Turismo, director de la carrera de Turismo del Colegio Universitario IES21 y titular de la consultora Días de T. “Para adelante, una vez superada la cuarentena, las claves van a ser el kit de viaje con tapaboca, alcohol, etc; un viaje seguro; certificación de salubridad de destino y buenos prestadores de servicios. Dentro de eso va a ingresar la capacidad de carga de los destinos y servicios, es decir cuánta gente van a soportar sin perder seguridad. Eso vale para hotelería, gastronomía, transporte, caminatas y todo servicio o actividad turística. Obviamente, será menor que antes de la pandemia. Se va a reducir la cantidad de personas que pueden participar o estar, por lo que van a aumentar los costos», afirma.
“Al principio va a ser importante el turismo de proximidad: turismo de cabaña, turismo rural y de aventura”.
Esteban Avilés
“Otra cuestión esencial será el estudio de nicho de los segmentos turísticos, todo va a requerir más cantidad de servicios, pero serán más altos los costos. Por lo tanto, el prestador tendrá que ofrecer servicios de calidad”, explica Díaz.
Advierte que “se va a usar menos transporte público, todos van a tratar de ir en auto, y va a aumentar el turismo rural, el de cabañas, las casas de alquiler. Se va a privilegiar el espacio entre familias. Nada de aglomeraciones. La hotelería se va a recuperar más tarde, cuando haya un kit de seguridad y la OMT o el Ministerio de Turismo otorguen certificados de seguridad”.
Díaz plantea que “va a tener éxito el que pueda brindar servicio a medida, muy individual, muy particular; y que tenga estudiada la capacidad de carga, el kit de seguridad y de garantías en la movilidad en el destino”.
Por último, asegura que “según todos los estudios, el transporte aéreo va a necesitar entre dos y tres años para igualar el volumen de marzo de 2020, por lo que ese escenario abrirá una fuerte posibilidad al turismo interno o regional”.
CONFIANZA
Aldo Elías, presidente de la CAT, afirma: «El principal activo es la confianza. Por lo tanto, es clave recuperarla. Estamos trabajando con el Ministerio de Turismo de la Nación y las provincias en la elaboración de un protocolo nacional, que contemple al turismo y sus capítulos, como gastronomía, hotelería, alquileres, transporte, etc. Es un gran paso de madurez el hecho de trabajar en resoluciones nacionales, no puede haber un protocolo distinto en cada provincia”.
En la misma línea se expresa Esteban Avilés, titular de la Agencia Córdoba Turismo: “Estamos en un proceso de cambio de conductas e idiosincrasia de nuestra vida diaria. Una de las claves es que nosotros, nuestras familias y amigos, y nuestros huéspedes debemos acentuar los cuidados. Dentro de esa lógica, los huéspedes deberán sentirse cuidados”.
Dice que “se necesita un reglamento de buenas prácticas que genere confianza en los turistas. Después, una vez que la actividad vuelva a funcionar, el sector privado está capacitado y formado para entregar respuestas adecuadas”.
DISRUPCIONES
“Hay muchos hábitos, costumbres y prácticas que van a cambiar después de la pandemia. Por ejemplo, la época en la que salimos de vacaciones”, asegura Marcos Díaz, director de la carrera de Turismo del IES21.
“Antes salíamos todos en verano. O en las vacaciones de invierno. Eso va a cambiar, vamos a buscar momentos del año en los que no haya aglomeraciones. Al principio, los destinos masivos van a sufrir. Lugares como la costa argentina, preparados para el turismo masivo, van a tener problemas”, explica.
“Dos claves para lograr que los turistas viajen a un lugar van a ser la capacidad de carga del destino y los servicios turísticos, y los servicios que se ofrezcan. Al principio, todo será más caro”, analiza Díaz.
Finalmente, considera que “sin vacuna se reducirá la cantidad de viajeros internacionales, por lo tanto, van a aparecer nuevos productos turísticos y el resurgimiento de viejos destinos que demuestren capacidad de carga y certificado de salubridad”.