Son miedos irracionales que pueden complicar la vida diaria y hasta impedir seguir adelante con algunos proyectos. A quiénes afectan más y cuál es el mejor tratamiento.
Por Carola Sixto
Rechazar un trabajo que queda frente a Plaza de Mayo por temor a las palomas (ornitofobia). No volver a ver a un hermano que se fue a vivir lejos por miedo a subirse a un avión (aerofobia). Buscar departamento en planta baja o en primeros pisos por escalera con tal de evitar el ascensor debido a sufrir de claustrofobia. Ir a trabajar en auto para no tener que enfrentar aglomeraciones de gente (fobia social). La lista supera los 200 nombres. Algunos son más frecuentes que otros, pero todos tienen algo en común: un miedo que lleva a evitar a toda costa aquello que lo genera.Entre el 5 y el 10 por ciento de las personas sufren o sufrirán en algún momento de sus vidas algún tipo de fobia específica, indica el Centro Nacional de Información de Biotecnología (NCBI, su sigla en inglés). Las más comunes son el miedo a las arañas, la astrafobia o brontofobia (miedo a los rayos y a las tormentas eléctricas), acrofobia (miedo a las alturas), aerofobia (miedo a volar), claustrofobia (miedo al encierro), agorafobia (miedo a los espacios abiertos), dentofobia (temor al dentista), herpetofobia (miedo a las serpientes) y tripanofobia (miedo a las inyecciones).
Sin embargo, para la psicología, más allá del nombre, todas se agrupan dentro de un espectro más amplio: los trastornos de ansiedad. Algunos estudios recientes, como el que realizó el Dr. William Eaton, de la Universidad Johns Hopkins, sugieren no subestimar ninguna fobia, ya que estas podrían ser predictoras de varios problemas relacionados con la salud mental, como depresión, ataques de pánico, trastorno generalizado de la ansiedad, cambios de humor, entre otros.
“Las fobias pueden curarse. La investigación científica apunta que la terapia cognitivo-conductual es muy efectiva”.
Nicolás Machín
“Las fobias específicas son reacciones intensas de ansiedad ante objetos o situaciones particulares. Se caracterizan por el miedo. La experiencia es muy desagradable, ya que puede generar niveles de ansiedad muy severos hasta experimentar ataques de pánico. Tener una o más fobias específicas puede obstaculizar y hasta interrumpir la rutina diaria, limitar la eficacia en un área específica de la vida, disminuir la autoestima o crear tensión en la relación con otras personas”, define la Asociación Argentina de Trastornos por Ansiedad (AATA).
“Las fobias pueden afectar a cualquier persona, desde niños hasta adultos, todos somos propensos. También, si existe un componente hereditario, aumentan las probabilidades de desarrollar un episodio. El género también parece ser una cuestión por tener en cuenta: la estadística actual sugiere que las mujeres son más proclives al desarrollo de una fobia específica, casi el doble que el hombre. En cuanto a la edad, suelen afectar más a los adultos que a los niños”, explica el licenciado Nicolás Machín, psicólogo aeronáutico especializado en aerofobia, investigador del Conicet y docente de la Facultad de Psicología (UBA).
Entre las consultas más frecuentes, muchas personas con un miedo específico quieren saber si existe algún tipo de medicación que las ayude a superar el temor. “La medicación atempera la angustia. En general, se indican ansiolíticos para disminuirla. Pero la fobia no desaparece. Para ser más concreto, supongamos que una persona con fobia a los caballos tiene que ir a ver un desfile donde van a estar los granaderos. El ansiolítico logrará que acuda al desfile con menos angustia o ansiedad, pero la estructura de la fobia va a seguir siendo la misma”, comenta el doctor Harry Campos Cervera, psiquiatra e integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
“Las fobias pueden curarse. La investigación científica apunta que la terapia cognitivo-conductual es muy efectiva. Se pueden usar distintas técnicas de acuerdo con el caso, tratamiento terapéutico y, de ser necesario, medicación. El tratamiento consiste en una fase de psicoeducación sobre el objeto de la fobia con el propósito de separar lo que sentimos, que es normal por tener miedo, de lo que la realidad nos indica. En el caso de los aviones, por ejemplo, comprender más de aviación ayudará a confiar en que ese medio de transporte es sumamente seguro. Luego se definen formas de tratar los síntomas, ya sea mediante exposición gradual, llamada desensibilización sistemática, o exposición plena, lo que se acuerda con el paciente”, señala Machín, que dicta el curso “Cómo superar el miedo a volar” (www.miedoalosaviones.com).
Mirta Petina tiene 65 años y recién se subió a un avión por primera vez hace unos meses, después de realizar un curso para superar su fobia a volar. El miedo que sentía era tan intenso que ni siquiera se animaba a visitar un aeropuerto. En su familia, la animaron a hacer el curso y hasta la acompañaron a Aeroparque cuando la invitaron a realizar un vuelo de bautismo de Buenos Aires a Córdoba.
La noche anterior casi no pudo dormir. Pero al subir al avión, se sintió segura y logró tener un vuelo bastante tranquilo. Al regresar, empezó a pensar qué otras cosas jamás había hecho por miedo. Por eso se propuso también aprender a nadar, algo que jamás había hecho, también por temor.
¿CÓMO AYUDAR?
Por Lic. Nicolás Machín, psicólogo.
En principio, no juzgando a la persona que la padece. Muchas veces la gente ve las fobias como algo tonto o como un capricho de quien las sufre. También, las personas suelen comparar lo que le pasa al resto, es decir la conducta “normal” de todos los que pueden hacer aquello que el fóbico no puede, exigiéndole que “enfrente su miedo”. Para ayudarlo, además es buena idea sugerirle que no espere que la fobia se cure por arte de magia y ayudarlo a buscar opciones o un tratamiento.