Trabaja en el área de mantenimiento en la estación de subtes de Buenos Aires, pero su oficio es el de escritor. “Escribir es lo que elegí y voy aprendiendo en la práctica misma. Pero, además, es una tarea que cruza de manera transversal mi vida: casi todo es o puede ser material narrativo. Visto de esta manera, escribir es lo que sé –lo que voy sabiendo– y también lo que soy”, dice.
Tiene editados dos libros de cuentos, seis novelas –acaba de publicar la última, Todos nosotros– y un ensayo. “Además de construir los mejores artefactos narrativos que me fuera posible, siempre intenté que estos llegaran a la mayor cantidad de lectores. Pero no a cualquiera, busco interpelar a una clase específica de lector, activo y crítico”.
Haber sido reconocido primero en el exterior que en la Argentina lo considera un hecho fortuito. Luego de participar de la Semana Negra de Gijón en España y brindar una entrevista en el Wall Street Journal de New York, publicó en su país. Sin embargo, no es amigo de la noción de éxito.
Además, piensa que en la literatura falta la voz de los trabajadores. “Algunos de nosotros retomamos las enseñanzas de Andrés Rivera o de Vicente Leñero, y estamos trabajando sobre ese mensaje ausente”.
- ¿Un libro que estés leyendo?
La patria de las mujeres, de Elsa Drucaroff.
- ¿Uno que recomiendes como imperdíble?
Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara.
Todos nosotros
Un grupo de jóvenes amigos arma un plan para evitar la muerte de León Trotsky, aunque eso implique viajar en el tiempo. Contada desde los distintos puntos de vista de los participantes del operativo.
288 págs.
Alfaguara