La primera vez que Julieta Rada se escuchó cantar, lloró. “No me sentí cantante desde un primer momento. Me costó encontrar mi voz y no me gustaba. Ahora sí”, le confiesa Convivimos.
Con Bosque, su reciente disco, comenzó un proceso de búsqueda personal y asegura que es el que más la representa. “Es mi tercer álbum, pero en los anteriores trabajaba con mi expareja, Nicolás Ibarburu. Entonces, fue empezar una nueva etapa de la vida y musical”.
Se define como una persona tranquila y relajada, características que logró contagiar al espíritu musical del álbum. “Además, tenía un gran entusiasmo en grabarlo. Venía de canciones con muchos arreglos de instrumentos y quería hacer algo más minimalista, destacando mi voz”. Su único deseo es transmitir sinceridad.
Es la hija de Rubén Rada y portar el apellido ha sido tan beneficioso como perjudicial. “Me ayudó a vincularme con músicos increíbles, acceder a estudios y hacer contactos. Pero, por otra parte, sobre todo en Uruguay, por ser ‘el hijo de’, ya te discriminan de entrada. Pasar ese umbral de prejuicios es cruel. En cambio, en la Argentina se copan más”. Ella le da más consejos a su papá que a la inversa. “Trata de no meterse tanto. Me dice que decida yo y me parece respetable, es una manera de crecer. De vez en cuando, sí me da algunos que son muy acertados”.
- ¿Un disco que estuviste escuchando?
Naranja Persa de Ciro y Los Persas y De ahora en más esta es mi cara de Huevo.
- ¿Uno que recomiendes?
Psycho Killer de Talking Heads.
Bosque
Liberó su voz a tonos graves, más naturales para cantar letras íntimas. Guitarras al frente de un pop que fluye relajado y suave. Aire fresco en forma de canciones.
300 Producciones