Después de la era de los zoológicos, surgen los santuarios de animales, lugares donde estos seres vivos son respetados y pueden vivir en su hábitat natural, pero protegidos.
Foto Gentileza Santuario Equidad
Un santuario de animales no es un templo donde se venera a un santo de especial devoción, como dice el diccionario, pero sí donde se los cuida en una relación de equidad, respetando sus derechos y libertades. Y si existen, debe ser porque son necesarios en un planeta donde el maltrato animal está a la orden del día.
“El respeto es escaso y hasta nulo, pero es la tónica general de todos los países del mundo”, explica a Convivimos la animalista Alejandra García, directora del Santuario Equidad, periodista de formación y cordobesa de nacimiento, aunque vivió 24 años en Barcelona, de donde volvió para dedicarse a esta actividad en su lugar de origen.
“Si bien se han dado algunos avances puntuales que son relevantes y admirables, como la prohibición de las carreras de perros, no podemos afirmar que en el país sean respetados los derechos de los perros. Imaginate el resto de las especies, que no cuentan con la suerte de ser consideradas animales de compañía… todos aquellos criados para convertirse en comida o en vestimenta, o los torturados en laboratorios de experimentación”, dice García y agrega: “Realmente estamos muy lejos de poder decir que se respeta a los animales en la Argentina, un país cuyo Código Civil sigue manteniéndolos con el mismo estatus de las cosas, no como seres sintientes”.
El Santuario Equidad está ubicado en Cruz del Eje, Córdoba. Comenzó con la idea de recibir caballos utilizados para la recolección de residuos, curarlos, cuidarlos y darles una nueva vida “llena de paz y dignidad”.
Con el apoyo de la Fundación Franz Weber, el santuario hoy aloja a unos 170 caballos y 13 mulas, además de otros animales, entre cerdos, cabras, gallos y gallinas, ovejas, burros, llamas y hasta una búfala que vino del zoológico de Colón, que cerró hace unos años. Algunas especies conviven entre sí y otras cuentan con su propio espacio, ya que tienen necesidades etológicas y nutricionales distintas.
Reciben animales de muchas partes del país: Mendoza, Salta, Entre Ríos, Río Cuarto, Córdoba, Buenos Aires, Tucumán. El rescate más grande que hicieron fue en Salta, donde, junto con la Asociación Protectora de Animales (APAN), rescataron más de 70 caballos que estaban en la caballería de la policía de esa provincia.
El santuario además colabora con las autoridades, sobre todo cuando se trata de la incautación y salvación de animales maltratados o heridos, y con institutos de formación para la instrucción y sensibilización de la población. También elabora informes sobre esa experiencia con el fin de convertirse en modelo pionero en la construcción de otros santuarios similares y organiza charlas en escuelas, sobre todo rurales.
“Es todo un desafío tratar de romper con una cultura donde se acepta al animal como recurso, pero que tiene negado todo su rico mundo emocional”, subraya García. Sin embargo, enfatiza que no quieren convertir el santuario en un zoológico, por lo que no aceptan visitas. Recibir gente rompería con la tranquilidad de las rutinas diarias de los animales.
ENTRE KOALAS Y KUDÚS
Con el surgimiento de una consideración moral de los animales, los santuarios en todo el mundo se van multiplicando. El Agra Bear Rescue Facility, en la India, cuida osos, elefantes, reptiles, leopardos y otros animales que fueron maltratados, especialmente “osos bailarines”; también organiza actividades de conservación. El Santuario Lone Pine Koala, en Brisbane, Australia, es un centro de rescate que también cuida canguros, aves rapaces, loros, serpientes y ornitorrincos; ahí los visitantes se pueden convertir en cuidadores por un día. El Santuario de Elefantes de Boon Lott rescata y rehabilita a estos animales en Tailandia. En SanWild Wildlife Sanctuary, en Limpopo, Sudáfrica, se pueden encontrar impalas, kudús, ñus azules, jirafas, cebras, rinocerontes, hipopótamos y elefantes. En la isla de Borneo, el Sepilok Orangutan Sanctuary rehabilita y cura a los orangutanes huérfanos o lastimados afectados por la deforestación; también alberga osos de sol, gibones, rinocerontes de Sumatra y elefantes. Y hay muchos más.
“El santuario, por su parte, tras la recuperación intenta que el animal vuelva a contactar con la esencia de su especie”. Alejandra García
Mantener un santuario no es solo costoso, sino que además requiere una gran pasión y dedicación hacia los animales. Se diferencia de un refugio en que en este, por lo general, el animal está de paso hasta que se recupera y puede ser dado en adopción a una familia responsable.
“El santuario, por su parte, tras la recuperación intenta que el animal vuelva a contactar con la esencia de su especie, que un caballo vuelva a aprender a ser caballo y que pueda desplegar todo el abanico de su etología natural, tomando sus propias decisiones: con quién estar, cuándo comer y beber, cuándo dormir. No se interfiere con estas decisiones, y los animales, al recuperar su autonomía, ven potenciados su bienestar y su salud”, detalla García.
Quizás por ser un trabajo tan demandante, sin feriados ni domingos, con mucha implicación de lo afectivo y mucho esfuerzo físico, todavía hay pocos santuarios conocidos en la Argentina, pero de a poco van surgiendo. Algunos son El Paraíso de los Animales, en General Rodríguez; Los Salvajes, en La Plata; El Rinconcito, en Laprida; y Jaulas Vacías, en Pilar; todos en la provincia de Buenos Aires.
Algunos aceptan visitas con previa coordinación, por lo que los interesados en conocerlos podrán buscar sus páginas webs o en las redes sociales, donde es posible aprender de ellos y participar de sus campañas para recaudar fondos, convocar voluntarios o sumarse para generar conciencia. Jaulas Vacías, por ejemplo, organiza periódicamente meriendas veganas para recaudar fondos. En El Paraíso de los Animales se puede apadrinar un animal con una donación mensual o ser voluntario para rescatar y cuidar a más de 800 animales que fueron sobrevivientes de situaciones de explotación y maltrato. Tienen programas similares en Los Salvajes.
SENTIMIENTOS ANIMALES
Los santuarios pueden hacer un gran aporte al estudio del comportamiento de animales y humanos. El Santuario Equidad, por ejemplo, asegura estar creando bases científicas para la investigación de la capacidad de sentir y experimentar subjetivamente en los animales, y colabora con la Universidad Católica de Australia indagando acerca de la importancia de la educación en la empatía en edades tempranas como forma de crear sociedades mejores y combatir el bullying en el ámbito escolar.