Una de las mejores maneras de invertir el tiempo y quedar satisfecho es ver –o volver a ver– una buena película. Las vacaciones están a la vuelta de la esquina y son el momento ideal para hacerlo.
Se viene el verano, en esos momentos, un mágico pensamiento suele cruzarse por la mente: “¡Qué ganas de ver una buena película!”. Y muchas veces se recurre a esos films que tienen ese atractivo que logra que el espectador quiera verlos una y otra vez.
En este listado de recomendaciones entrarán obras de todas las épocas y todos los géneros, para ver solos o acompañados. Comenzamos con Quisiera ser grande (Big, 1988), en donde un niño pide el deseo de convertirse en adulto y despierta en el cuerpo de Tom Hanks. Steven Spielberg maravilló a todos con E.T., el extraterrestre (E.T. the Extra-Terrestrial, 1982), uno de los films imprescindibles de la historia. David Fincher hizo una obra maestra junto a Brad Pitt y Edward Norton con El Club de la Pelea (Fight Club, 1999). Para los fanáticos de los musicales, dos propuestas, un clásico y un film nuevo: Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the Rain, 1952), con Gene Kelly, Donald O’Connor y Debbie Reynolds brillando; y La La Land: Una historia de amor (La La Land, 2016), donde con la excusa de una historia romántica, Emma Stone y Ryan Gosling le brindan un homenaje a ese género. Si les gustan los gánsteres, la trilogía de El Padrino, Buenos muchachos (Godfellas, 1990) y Casino (1995), entre otras. En 1981 el mundo conocía a Indiana Jones con el largometraje Los cazadores del arca perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981), personaje que le dio otro significado al género aventura. Tiene tres películas más para seguir maratoneando. En El día de la marmota (Groundhog Day, 1993) Bill Murray interpreta a un meteorólogo que repite el mismo día una y otra vez. Para verla una y otra vez. Largometrajes románticos que sacan lágrimas, sonrisas e invitan a creer en el amor: Diario de una pasión (The Notebook, 2004), Cuando Harry conoció a Sally (When Harry Met Sally…, 1989), El diario de Bridget Jones (Bridget Jones’s Diary, 2001), Mujer bonita (Pretty Woman, 1990). En suspenso, Pecados capitales (Se7en, 1995) posee uno de los finales más impactantes de la historia del cine. En el rubro terror, hay dos exponentes basados en casos verídicos: El exorcista (The Exorcist, 1973) y El conjuro (The Conjuring, 2013). Por último, algunas películas argentinas de las últimas décadas: Esperando la carroza (1985), que mejora con cada año que pasa; y del mismo año, la ganadora del Óscar La historia oficial. Relatos salvajes (2014), de Damián Szifron; Nueve reinas (2000), con Ricardo Darín y Gastón Pauls. Y, por supuesto, la otra ganadora del premio de la Academia de Hollywood, El secreto de sus ojos (2009).
Lo bueno de volver a ver una película es que siempre se le pueden encontrar cosas nuevas o es posible llegar a hacerle una lectura diferente. Eso es lo maravilloso del séptimo arte y de por qué ejerce esa enorme atracción con las personas. Aprovechando que ya vienen las fiestas, brindemos por mucho más cine y que nunca se acabe.
ADN DE LAS PELÍCULAS SIEMPRE VIGENTES
-Generalmente, son aquellas que resisten el paso del tiempo y se consideran fundamentales para la historia del séptimo arte.
-Muchas veces su importancia radica en cómo son recibidas por el público y el impacto que causaron en él.
-Suelen ser de vanguardia cuando se estrenan y, a veces, son el puntapié inicial para una moda en el cine.
-Estas películas son tan amadas por el público que los fanáticos recuerdan lo que pasa escena por escena o, incluso, recuerdan algunos de sus diálogos de memoria.