Es la combinación justa entre tónico y agua hidratante: este nuevo producto revolucionó el mercado de belleza por su practicidad y versatilidad.
Por Cata Greloni
Desde hace una década que las soluciones micelares se convirtieron en las nuevas socias de muchas personas a la hora de buscar un producto que ayude a eliminar impurezas y el maquillaje de una manera sencilla y rápida.Creadas por el farmacéutico francés Jean-Noël Thorel a principios de los 90 para lograr una abrasión de la suciedad sin lastimar la piel de los pacientes con quemaduras en el hospital donde trabajaba, las aguas micelares fueron todo un descubrimiento. Este tipo de limpieza, que sirve tanto a la mañana como puntapié de rutina como para eliminar el maquillaje y las impurezas que se acumulan en la dermis durante el día, está específicamente desarrollado para las pieles más sensibles, aunque también puede ser usado por cualquiera que quiera tratar su cutis suavemente.
“Desmaquilla en un segundo, lo que lo vuelve superpráctico, especialmente si llegás cansada y no querés saber nada con rutinas largas de limpieza”, comenta la química uruguaya Florencia Jinchuk, especializada en cosmética y creadora de la marca de belleza The Chemist Look. Y agrega: “El agua micelar no hace espuma: retira la suciedad con ingredientes capaces de hacer enlace con moléculas que de otro modo serían difíciles de retirar, como la grasitud y la suciedad de la piel, que no se disuelven en agua”.
Jinchuk explica que estos ingredientes forman micelas, que son un compartimiento lipofílico que atrae al sebo en una solución hidrófila o acuosa. En otras palabras, son como esferas que en la superficie se relacionan bien con el agua, pero en el centro forman un compartimiento que atrae la grasitud y así permite eliminarla. Al pasar el líquido por la piel, esa bola micelar se abre y atrapa la grasa en su interior al mismo tiempo que respeta el film hidrolipídico propio de la piel.
El agua micelar puede usarse como limpiador diario, desmaquillante de ojos y cara, y tónico, aunque, para pieles grasas, quizás sea más recomendable un tónico propiamente dicho que equilibre la producción sebácea.
Su forma de uso es simple. Se aplica un poco de la solución sobre un algodón y se lo pasa por cara, ojos, escote y cuello. ¿Lo mejor? No se enjuaga. Es tan suave que no irrita, por eso puede ser usada en todos los tipos de dermis –tanto de día como de noche– y es apta para cualquier edad.
USO DESMAQUILLANTE
El poder de las soluciones micelares está en la diversidad de usos que se les pueden dar. Además de arrastrar las impurezas de la mañana, son ideales para utilizar como desmaquillantes. Para hacerlo, se recomienda comenzar por los ojos con un disco de algodón para cada uno. Se aplica una leve presión sobre cada cavidad ocular durante 20 a 30 segundos, y se frota hacia afuera para arrastrar el maquillaje. Luego, con un hisopo o bastoncillo remojado en esta solución, se terminan de limpiar los residuos de lápiz de ojo y de máscara, para continuar con el rostro.
Luego se limpia la frente, del centro hacia afuera y con movimientos ascendentes, y se continúa por las mejillas, la barbilla, el cuello y la nariz. Finalmente es el turno de los labios, donde también se aplica presión para quitar el labial.