Simple y natural se llamará el primer disco de Mati Rojas, y así se define este joven cantor nacido en la ciudad de Córdoba, pero con todo el folklore del Chaco Salteño en la sangre. Es integrante del clan Rojas, hijo de Alfredo, el hermano menor de Jorge y de “El Indio” Lucio. Su tío Jorge tiene un rol clave en la producción del álbum que está terminando de alistar para que, a principios del próximo año, vea la luz. Ya se conocen algunos adelantos, como “Por un nuevo amanecer”.
En 2025, se quedó con el premio Revelación tras su primera participación en el Festival de Doma y Folklore. Mientras se prepara para la nueva edición de esta fiesta, confiesa que sueña con llegar al Festival de Cosquín y subir al escenario que ha visto brillar a las grandes figuras de la música de raíz. “El reconocimiento de Jesús María fue totalmente inesperado. Fue hermoso estar allí, y sobre todo hacerlo con canciones inéditas propias”, cuenta quien de niño jugaba con el bombo legüero y la guitarra.
- ¿Sos simple y natural, como el título de una de tus canciones y el nombre que tenés pensado para el disco?
Es lo que intento ser en todo sentido en el día a día, tratar de estar siempre despojado de cosas materiales. Hay una frase de [Pepe] Mujica que dice que es mejor vivir liviano de equipaje y sobrio en todo sentido. Más que nada porque así se vive más tranquilo. He intentado y sigo intentando aprender mucho de mis abuelos maternos, de mi abuelo paterno Lucio, quienes ponen en práctica esa vida de vivir despojados de muchas cosas materiales que por ahí nos hacen siempre estar preocupados por una u otra cosa. Eso es lo que significa para mí ser simple y natural, estar cerca de la simpleza.
- ¿Ese es el mensaje que llevás en tus canciones?
Sí, creo que eso está presente en casi todas las canciones que formarán parte de este primer disco. También en la forma en la cual planteamos el espectáculo con los músicos, tratar de estar cerca de lo que es la música orgánica, sin tecnologías de por medio, intentar estar cerca de lo que suena en vivo y si tenemos que errar en vivo, le erramos.
- ¿El folklore está en la sangre familiar?
Sí. Encima no solo de parte de mi familia paterna, de la materna también, mi mamá ha sido bailarina y mis abuelos siempre han hecho escuchar folklore. Es como ya también una forma de vida. Por lo menos es como yo lo siento y lo percibo. A pesar de haber nacido en un barrio de ciudad, siento que el folklore es parte de mi día a día.
- Los Rojas –Jorge, Lucio y Alfredo– son nombres fuertes en la escena folklórica, ¿de qué está hecho ese ADN?
Estar cerca de la gente. El significado de la palabra “fol-klore” es el saber del pueblo. Por eso, es estar siempre cerca de la sabiduría popular, de lo que no se aprende muchas veces en las escuelas, no solo desde la música, sino también desde escuchar a nuestros ancestros. Creo que el ADN folklórico de nuestra familia Rojas es la transmisión de generación en generación, desde mi abuela Nacho que era coplera, mi abuelo Lucio, cantor del monte. Es estar parado en los ancestros, ahí está el ADN.
- ¿Lo heredaste?
Se podría decir que sí. También podría haber optado por cualquier otra cosa. A pesar de que he estudiado el profesorado de música siempre he estado ligado a la raíz, porque lo estudié en un lugar que se llama Instituto de Culturas Aborígenes, el cual tiene mucho que ver con cómo ha vivido mi abuelo Lucio allá en el Chaco, mis tíos y mi papá. De alguna u otra manera, instintivamente siempre quise ir hacia la raíz, entonces, a estar cerca de comunidades originarias. Así me siento tranquilo a la hora de hacer música.
- ¿Cuál es tu impronta?
Me han dicho que, de la familia, soy el más alternativo, porque trato de ir en búsqueda de otros sonidos también. A pesar de que este primer disco suena bien criollo, bien fol-klórico, se podría decir tradicional, siempre busco incursionar en otros géneros, como el rock o el reggae. Entonces, tengo un poco de todo. Además, la impronta está ligada a lo social, tal vez porque soy profesor de música y la docencia me hace estar cerca de las necesidades y los reclamos de la gente.
- ¿Sos una promesa del fol-klore?
No, no sé. Yo intento seguir haciendo música, confío mucho en los muchachos que me acompañan, son personas hermosas con quienes hace mucho venimos compartiendo el camino e intentamos avanzar, con responsabilidad pero también sin dejar de divertirnos en el escenario a donde nos toca estar. Además, hay una nueva camada de artistas emergiendo, a los cuales admiro mucho, como Maggie Cullen. Me gusta estar cerca de lo que va surgiendo y, con mucho sacrificio y trabajo, seguir en ese camino.
- ¿O sea que al folklore le queda vida para rato?
Sí. Mientras haya gente escribiendo y tratando de aprender de nuestros ancestros en todo sentido, no solo en lo musical, va a ser muy difícil que se acabe.
CAFÉ CON VELITAS
El café le gusta amargo, “sin nada, un cortado clásico”, dice. Criado en la zona sur de Córdoba Capital, para hacerse una escapadita y disfrutar de los paisajes de su provincia, elige las Sierras Chicas.
Este 6 de noviembre, Mati cumple 25 años, y al soplar las velas, entre los deseos, pedirá seguir haciendo canciones y cantar en diferentes lugares.
