Por varias décadas, la música de Eduardo Rovira no sonó en vivo hasta que Ariel Eberstein, un contrabajista argentino radicado en Bélgica, la descubrió y se propuso rescatarla. Fascinado por su obra armó Sónico, una banda para poder interpretar los temas de este bandoneonista y compositor, otro creador del tango nuevo, tan innovador y rupturista como Astor Piazzolla, solo que sin su trascendencia.
“Al principio me costaba entender su música, porque era muy diferente a lo que había escuchado, no entendía muy bien qué pasaba, pero me encantaba. Después empecé a indagar un poco y sentí que había una especie de injusticia, no entendía por qué esta música había quedado completamente perdida”, cuenta Eberstein.
Dispuesto a sacarlo del olvido, comenzó a rastrear sus obras, pero muchas de las partituras se habían perdido en la gran inundación de La Plata en 2013, la ciudad donde vivió el compositor de A Evaristo Carriego. La misión fue difícil pero no imposible y logró transcribir más de setenta piezas, entre manuscritos y grabaciones no comerciales. Así, con el material que recolectó editó cuatro discos, y el mes pasado el ensamble belga se instaló en la Argentina para grabar el quinto, que será un álbum doble donde reconstruyen las últimas dos grabaciones de Rovira, Que lo paren (1975) y Sónico (1968). De este modo, más la gira que realizaron en abril por nuestro país y otras actividades previstas en Europa, conmemoran el aniversario número cien del nacimiento del compositor. “Es un tipo para celebrar, porque dejó una manera de hacer tango completamente diferente”, dice contento también por la primera década de Sónico.
- ¿Estabas destinado a preservar la música de Rovira?
No pienso en términos esotéricos ni energéticos, simplemente me crucé con algo en lo que me pareció que valía la pena invertir tiempo y energía, como lo venimos haciendo cada día. Después, en algún momento, Rovira pasará y mi vida encontrará otros destinos, o no.
- ¿Qué te llamó la atención?
En lo musical me asombró que cada una de sus tres grandes formaciones, trío, cuarteto y octeto, tenía una identidad diferente. También, su conexión mucho más cercana a la música contemporánea que Piazzolla, también con el folklore. Su utilización de los pedales por primera vez en el tango, su manera de tocar. Además, que fue un tipo que priorizó su obra antes que el aplauso, eso es integridad artística.
- ¿Rovira fue un incomprendido?
El tango estaba prácticamente muerto a fines de los 50 cuando surgen los octetos de Rovira y Piazzolla. Rovira era una persona muy innovadora para su tiempo, también una persona muy poco interesada en promocionar su propia obra y que, por la falta de este reconocimiento, tampoco tuvo acceso a los mejores medios para grabar ni promocionarse. Su obsesión era su obra, en términos de componer, no de dejar un legado. Sin embargo, es un legado, porque es una obra que dejó algo diferente. No fue reconocido, no fue comprendido o fue comprendido por pocos.
- ¿Intentan romper con la grieta Piazzolla-Rovira?
Queremos cambiar la narrativa, romper con la idea de que el tango nuevo es una idea mesiánica, que un día se levantó un tipo y dijo “Voy a inventar algo”. En ningún momento es quitarle ninguna de las virtudes, que son muchas, al gran Astor Piazzolla, sino mostrar que todo, no solo el tango nuevo, es una construcción colectiva, que todos juntos en una sociedad creamos cosas nuevas. En el futuro queremos mostrar que también hubo muchísimos otros, obviamente que Piazzolla y Rovira jugaron un rol importante. No queremos generar una confrontación o que uno es mejor que el otro, sino mostrar que tenemos el lujo de poder decir que se inventaron dos maneras nuevas de decir el tango.
- ¿De Rovira les queda material por mostrar?
Hay material, pero poco a poco después de cinco álbumes va llegando a su fin. Sin dudas, este momento es una especie de cierre de esta etapa y de empezar a pensar en una nueva, que probablemente incluya a Rovira, pero también otros caminos. A menos que sigamos el arco iris y al final en vez de la olla de oro estén todas las partituras de Rovira, pero no contamos con eso.
- ¿Un balance de esta primera década de Sónico?
Hicimos lo que pudimos lo mejor que pudimos. Esperamos que la gente lo pueda disfrutar en vivo, porque más allá de todo el trabajo de reconstrucción, una de las cosas más ricas del proyecto, sabemos que no somos Rovira, de alguna manera damos la posibilidad de escuchar esta música en vivo por primera vez después de sesenta años. Estamos orgullosos y contentos, si miramos atrás hicimos algo muy bueno. Un poco de justicia logramos.
CAFÉ CON MUNDO
Ariel toma café, y en su casa el mate lo ceba su pareja belga. En sus días en la Argentina aprovechó para comer carne y alfajores, también para sentarse en un bar y mirar a la gente pasar. “Cuando vivís afuera, sobre todo, tantos años, no terminás siendo ni de un lugar ni del otro”, confiesa.
Sónico tiene su base en Bruselas, pero está conformada por músicos de distintas nacionalidades. Además de la Argentina, los integrantes son de los Estados Unidos, Francia y Bélgica.