Camila Milessi y Emiliano Blanco: La eterna juventud de Kostüme

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Se conocieron hace 20 años trabajando para una marca comercial y decidieron apostar por el diseño independiente. Códigos deportivos, funcionalidad y música definen las colecciones de estos apasionados.  

Por: Cata Greloni Pierri

Foto: Patricio Pérez

 

Emiliano Blanco (45) dice que el éxito de la marca, luego de 17 años de continuidad, es hacer lo que les gusta. “Nunca llevamos a cabo lo que no nos apasiona por vender más, eso nos haría infelices”, explica el diseñador de las primeras camadas de la carrera de Indumentaria de la Universidad de Buenos Aires. Junto con su pareja, Camila Milessi (46), crearon una de las primeras etiquetas llamadas “de autor”, que se sostiene desde 2001, cuando se instalaron en Palermo en plena crisis socioeconómica.

¿Cómo es el proceso creativo de sus colecciones?

Emiliano: No es lineal. Tenemos una grilla de los productos que necesitamos,que define las cantidades de prendas por temporada, y ahí empezamos con varias inspiraciones. En diversas reuniones con nuestro equipo, debatimos exactamente de qué va a tratar la colección y después terminamos de cerrar el concepto, todo a través de dibujos de prendas y recursos que luego pasarán a las muestras.  

Camila: Si bien en esta etapa todavía no sabemos exactamente el contenido de cada prenda, entendemos cuántos diseños necesitamos de cada tipología: cuántas camisas o vestidos; de los pantalones, cuántos serán anchos, si habrá un chupín, una bermuda, uno de tiro alto. Hacemos aproximadamente 100 artículos por temporada: 74 son nuevos y 20 sobrevivirán del verano al invierno por la transición de temperaturas.

Hace casi 20 años empezaron en plena explosión social. ¿Cómo los agarra esta nueva coyuntura económica?

E: Hace un año previmos la recesión, con lo cual decidimos apostarle mucho más a la marca. En vez de achicarnos, nos propusimos ponerle más esfuerzo y trabajo en la comunicación, la imagen y el producto, pensando que este momento lo sufrirían mucho más las marcas chicas o aquellas más grandes que tienen que sostener una estructura gigante. Nosotros somos una pyme y nos cuesta, pero esta estructura juega a nuestro favor. Son posibilidades de ganar mercado cuando las marcas más fuertes no apuestan y nosotros vamos inversamente y mejoramos cada vez más la calidad del producto. Además, es un gran momento para vender marca país al turista y para empezar a mirar afuera y buscar oportunidades de exportación. También hay que ver hasta cuándo se mantendrá así el dólar para definir estrategias.

“En vez de achicarnos, nos propusimos ponerle más esfuerzo”. Emiliano Blanco

 

La velocidad de la industria que impulsó el fast fashion ¿hizo que ustedes cambiaran la estrategia de producción?

C: Ya lo habíamos planteado antes de su auge. Cuando empezamos a trabajar para otras marcas en los 90, porque somos muy vintage, se hacía toda la colección junta y así se lanzaba. Hace varios años nos dimos cuenta de que es más rentable y humano trabajar por etapas: pensás la colección toda junta, pero no la producís de un tirón ni la exhibís así en el local. Todas las semanas van ingresando tres o cuatro artículos, y cuando te deja de entrar verano, ya comenzás con invierno. No tenés un stock gigante durmiendo en depósitos, no invertís todo el dinero en un solo momento ni apurás a los proveedores para que terminen las prendas y lo hagan mal. Si les lleva una semana o dos más, lo van a hacer bien.

Lo bueno de vender en el mercado internacional es que primero se producen muestras y recién ahí los compradores emiten las órdenes de adquisición…

E: Así es, lo único que habrá que ver es el costo al que quedarán las telas, porque los textiles están bastante frenados. Esta última temporada, la coyuntura los agarró mal porque compraron telas con un dólar a 20 pesos, las vendieron con el dólar a 30 y las van a terminar de pagar a 40… es muy complejo, pero la realidad es que algo tenés que hacer. La crisis existe, es algo que no podemos manejar, y si nos quedamos en esa y solo pensando en lo comercial, te quita las ganas de hacer y no podemos diseñar. Tenemos una empresa sana y somos moderados. Nunca nos deliramos ni nos metimos en timbas, porque este es nuestro proyecto de vida.

La identidad de la marca tiene mucho que ver con los códigos de los jóvenes de hoy. ¿Qué es lo que los fascina de los códigos urbanos y lo deportivo?

E: Desde que arrancamos siempre miramos a las marcas deportivas. En los últimos 25 años, las únicas empresas que innovaron fueron estas. Desarrollaron el concepto de lifestyle, la tecnología del calzado, el reciclaje, y se ampliaron y se metieron en la música. A nosotros nos gusta el cruce de estas pasiones: la funcionalidad de la ropa deportiva, que es más importante que la estética, y el código urbano que tiene que ver con los ritmos y lo que está sucediendo hoy.

¿Qué significa ser diseñador hoy en la Argentina?

C: Creo que es algo complejo, porque todo el tiempo tenés que estar actualizándote y aprendiendo cosas. Una tela nueva, un estilo, una comunicación nueva y otras redes sociales y formas de entender por dónde van hoy el negocio y la moda…

E: Y a la vez, aprender a dejar atrás cosas que quedaron viejas. Así como las marcas evolucionan, uno también tiene que ir cambiando y adaptarse a los códigos y tiempos que corren.

La colección de verano #36  

Emiliano define este verano como una cruza de la estética retrofuturista de los 2000: “Mezclamos esa sensación de frialdad que tenía Y2K o el error digital del milenio con cierta inspiración de nuestras primeras colecciones, ya que nosotros arrancamos en esos años, que tenían que ver con las primeras pieles y los elásticos”, dice el diseñador. Camila agrega: “Luego de unas vacaciones en Río de Janeiro, nos fascinamos con los deportes acuáticos y la ropa de los que hacen surf y kitesurf por sus recursos de construcción muy específicos”. A partir de allí, combinaron la estética de películas como Gattaca y Matrix con tipologías de su primera colección y recursos formales de los uniformes acuáticos, en una paleta acotada en naranja, negro, blanco y plata, y acentos en verde esmeralda.