¿Ahorrar o invertir?

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Cuando quedan unos pesos de más, no se sabe con certeza si conviene ahorrar o invertir. Cuál es la diferencia y algunos consejos para lograr que los “ahorritos” se estiren como chicle.

Para empezar, hay que entender que el ahorro y la inversión son parientes muy cercanos, pero que es conveniente diferenciar. Solo así podrá explorarse una respuesta a la pregunta del millón: ¿qué es mejor, ahorrar o invertir?

Cuando se habla de ahorrar, se piensa en poner plata a un costado para tenerla en caso de que se la necesite en el futuro. Se va armando un resguardo para cubrir las emergencias, por ejemplo cuando hay que cambiar un neumático. 

Esos ahorros se pueden guardar bajo el colchón o en cuentas de ahorro, plazos fijos u otros “chiches” financieros. Cuando ya interviene un tercero en el resguardo de ese dinero y se generan intereses, dejamos de hablar simplemente de “ahorro” y le damos paso a la inversión.

Acá es donde la cosa se pone más jugosa. Invertir es básicamente poner el dinero en algo que va a hacer que se multiplique. ¿Cuándo invertir? Cuando se busca que el dinero dé un retorno en el futuro. Básicamente, ¡siempre que se pueda!

En lugar de dejar el dinero quieto perdiendo poder ante la inflación, se compran acciones, bonos o propiedades que tienen el potencial de dar frutos más jugosos. Claro, esto también trae más riesgo, pero si la cosa sale bien, el cielo es el límite. 

Entonces, hay que tener en claro que tanto ahorrar como invertir tienen su lugar en el mundo financiero. Ahorrar es como tener una reserva de seguridad, mientras que invertir es poner el dinero a trabajar para uno y buscar un retorno mayor. La clave es entender qué se necesita en el momento y cuáles son los objetivos a largo plazo.

¿CÓMO INVERTIR LOS AHORROS?

El asunto acá es tener disciplina financiera que permita respetar ciertos parámetros con los cuales se va a mover el dinero para que se multiplique.

Por ejemplo, se puede separar un porcentaje de los ingresos mensuales con fines de ahorro y ponerlo a trabajar en una inversión de bajo riesgo –como un plazo fijo tradicional o una cuenta remunerada–. El próximo mes, se vuelve a separar el mismo porcentaje que se suma al dinero ahorrado, más los intereses que se obtuvieron, y ese total se vuelve a invertir. Al cabo de un tiempo, el ahorro creció y quizás llega el momento de tomar riesgos, variando en otros tipos de inversiones. ¿Puede notarse que para hacer eso hay que tener un plan, constancia y disciplina?

Pero eso no es todo; además, el consejo es tener un objetivo que vaya más allá de ese “colchón” para cubrir emergencias; por ejemplo, ahorrar para un viaje, para comprar un auto o refaccionar la casa. Mientras más grande sea el objetivo, mayor será el esfuerzo de planificación y más conocimientos habrá que adquirir para saber cuáles son los riesgos que corre el dinero en determinadas decisiones de inversión.

Una pequeña sugerencia: el fondo de emergencia debería estar invertido en algo que permita que este no pierda valor, pero que brinde liquidez rápida, o sea dinero en efectivo rápidamente. La cuenta remunerada de Naranja X es una excelente opción. 

El punto es evaluar los objetivos financieros, reconocer que se va a tener que aplicar cierta tolerancia al riesgo y a los plazos de inversión antes de mandarse a una u otra movida. Al fin y al cabo, se trata de asegurarse de que el dinero esté bien cuidado, trabajando para uno y disponible para cumplir con eso que soñamos.