Una investigación bioantropológica ha identificado un linaje genético exclusivo del centro de Argentina, con una antigüedad de al menos 8.500 años, que persiste en las poblaciones actuales del sur de Sudamérica. Este hallazgo, liderado por Rodrigo Nores, investigador del CONICET en el Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR, CONICET-UNC), y con colaboración de la Universidad de Harvard, representa un avance clave en la paleogenómica y la historia evolutiva humana. Los resultados se publicaron recientemente en la revista Nature.
El estudio demuestra que esta ancestría no fue desplazada ni reemplazada, sino que evolucionó localmente mediante mestizaje con grupos circundantes, adquiriendo mutaciones propias a lo largo de milenios. «No existieron reemplazos poblacionales; la población del centro y norte del país evolucionó de manera local», explicó Nores.
El proyecto inició en 2017 bajo la iniciativa “Ancient DNA: The Americas Project” de la National Geographic Society, partiendo de 29 dientes recuperados en sitios arqueológicos de Córdoba. Hasta 2024, se amplió gracias a la colaboración de más de 30 arqueólogos de 20 centros de investigación del CONICET y universidades nacionales.
En total, se analizaron 344 muestras de 310 individuos de 133 sitios en el noroeste, noreste, este y centro de Argentina. Los datos genéticos fueron procesados por un equipo que incluyó a Josefina Motti (CONICET, Laboratorio de Ecología Evolutiva Humana, UNCPBA), Nicolás Pastor (IDACOR), Nores y los expertos de Harvard Javier Maravall-López y David Reich.
Los investigadores aplicaron métodos estadísticos a cientos de miles de marcadores genómicos. «Si dos grupos comparten más variantes de lo esperado por azar, es probable que tengan ancestros comunes», detalló Nores. Este enfoque requiere tecnología avanzada para generar e interpretar datos, integrando evidencia bioantropológica y arqueológica.
El análisis reveló una diferenciación genética en el Cono Sur que comenzó hace al menos 10.000 años, visible en un individuo pampeano de Buenos Aires comparado con contemporáneos de Perú andino y Brasil central.
El núcleo del descubrimiento es un individuo de 8.500 años de Córdoba, cuyo linaje desciende en muestras regionales de 4.600 a 150 años de antigüedad. Esta ancestría participó en tres migraciones interregionales: al noroeste (mezcla andina), a la región pampeana (donde domina desde hace 800 años) y al Gran Chaco (mezcla amazónica).
El linaje persiste hoy en el centro de Argentina, junto con aportes euroasiáticos occidentales y africanos subsaharianos post-conquista. El estudio resalta una historia sudamericana de permanencia territorial prolongada, contrastando con desplazamientos más frecuentes en otras regiones globales.
Nores, especializado en poblaciones arqueológicas argentinas, enfatizó la subrepresentación de la región centro en paleogenómica. «Queríamos reconstruir la historia previa a la conquista hispana, complementando arqueología con genomas completos. Estudios previos en ADN mitocondrial mostraban rasgos distintivos, pero este linaje desconocido revela lagunas en el poblamiento americano», afirmó.
